Conexión con la Muerte: Eterna Continuidad por Psíquica Naytiry
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Somos seres espirituales con vivencias humanas en cuerpos temporales, cuerpos pasajeros, prestados. La muerte no es antónima de vida, sino parte de ella; lejos de ser el final, representa un cambio de propósito y misión, un salto evolutivo de la esencia que, en su ascensión multidimensional, viaja para regresar a su origen, la Fuente Creadora.
El cuerpo físico tan sólo es un aspecto del holograma que cada SER es en sí mismo (lo esencial es invisible a los ojos); es un mágico recipiente que contiene vórtices y puertas de entrada a mansiones intangibles (línea de 7 chakras, o ruedas energéticas ubicadas a lo largo de la columna vertebral). El cuerpo, préstamo bondadoso de la Madre Naturaleza (polvo somos y al polvo volvemos), sirve de vehículo para que el espíritu (que es energía, luz y Conciencia pura) exprese su propósito de divinizar la humanidad, en funciones de co-creación con Dios/Diosa Padre/Madre.
Los seres humanos somos pasajeros en la nave llamada Tierra; luego de transitar por el planeta, y recoger los aprendizajes vividos, la muerte es ese umbral de vida donde somos recibidos por grupos de almas, seres luminosos, guías cósmicos y almas gemelas, que nos esperan para continuar el tránsito hacia planos superiores de la evolución, pero que la limitada mente humana, esclavizada por el ego, no alcanza a percibir ni a sentir.
Esto no es teoría, sino una vivencia personalísima a lo largo de mis 56 años de vida. Mi conexión con la muerte empezó cuando, habiendo experimentado dos estados de coma (uno a los seis y otro a los 12 años de edad), al regresar a mi vehículo orgánico comprendí que la muerte es una eterna continuidad de la vida. Mientras aquí en el plano tangible estuve suspendida e inconsciente por varios meses, en el in-material experimenté la plenitud de una prístina conciencia de lo que denominamos el “más allá”: El Amor en su excelsa, gozosa, extásica e incondicional manifestación.
Tal como lo dice el Dalai Lama en su libro “Los siete pasos hacia el Amor”, no existe ni principio ni final; todos SOMOS UNO en constante renacer y renovación, a través de espirales de distintas frecuencias vibratorias y estadios de eternidad. La Rueda de la Fortuna, Arcano Mayor 10 del Tarot, describe la muerte como la energía que no se destruye, sino que se transforma en perenne movimiento, para ascender a sutiles planos; la temida muerte es apenas el des-encarne en un umbral de paso; el cohete que eyecta al alma.
Existen personas conocidas como “médicos intuitivos” (también llamadas Médiums y/o Psíquicos-Clarividentes/Clarisintientes), que ayudan a establecer comunicación entre los seres sufrientes de la tercera dimensión (realidad física) y los des-encarnados, para sanar heridas derivadas de apegos y duelos, así como perdonar asuntos que hayan quedado pendientes entre las partes, a objeto de trascender las apariencias. La conexión con la muerte permite asimilar que “cada vez que parece que pierdo una ganancia mayor está en camino”.
Libera el miedo a la muerte; la vida comienza también donde crees culmina.